La raza Murciano-Granadina posee una elevada capacidad de adaptación debido a su origen en el interior de la región de Murcia y montañas granadinas donde el clima se caracteriza por veranos muy cálidos y secos, con valores que superan los 40º, e inviernos muy fríos donde son frecuentes las temperaturas bajo cero y las heladas.

Presentando de este modo una gran adaptabilidad a ambientes marginales como las zonas semidesérticas y zonas montañosas mediterráneas. Del mismo modo, la raza se caracteriza por ser un elemento clave para el mantenimiento de la población en zonas rurales donde son capaces de aprovechar recursos que ninguna otra especie es capaz de aprovechar, contribuyendo al mantenimiento del paisaje típico del levante mediterráneo aprovechando subproductos agrícolas y zonas incultivables y al paisaje montañoso de zonas de interior donde no puede pastar cualquier otra especie por falta de precipitaciones y calidad de pasto.

Todo lo cual convierte a la cabra murciano-granadina en una raza con un alto índice de trasformación con respecto a otras razas, así como la rusticidad de la misma que también es muy elevada.